¿Alguna vez has bailado con el diablo bajo la pálida luz de la Luna?
Si mi memoria no me falla, esta es la tercera película que fui a ver al cine a eso de los 9 ó 10 años, habiendo visto antes Transformers: La película (1986) en el desaparecido y pulgoso cine Premier de calle Quillota, y He-Man, el Secreto de la Espada (1985) en el aun sobreviviente Cine Arte, ambos en Viña del Mar. Me acuerdo bastante bien de todo esto porque estaba contando los días para ir a ver Batman, y justo me enfermé un día antes... -después de varios años de situaciones similares, ya no me sorprende algo así, soy yo jajajaja, no puede ser de otro modo-, pero el asunto es que no iba a renunciar a ir al cine, sólo por tener algo de fiebre, así que traté de disimular todo lo posible que me sentía “como las pelotas”, y fui al día siguiente con mi viejo al también erradicado cine Rex. Como se imaginarán me gocé la película, sobretodo porque éste era un Batman muy distinto, totalmente diferente al que conocíamos hasta entonces, me refiero por supuesto al Batman “poncherón” de la exitosa serie de los años sesenta, protagonizada por Adam West y que por esa época daban todos los días, creo que en TVN en Chile -esta serie también tuvo una película, Batman, 1966, que de hecho fue la primera película del héroe encapotado-.
La estética era totalmente distinta a la de su predecesora: colorinche, media psicodélica y a tono con la revolución de las flores de los sesenta; en cambio la nueva era obscura y todo se veía “gótico” -a ojos de un niño de 9 años- y esta versión del Guasón era algo realmente alucinante, por primera vez se veía como alguien demente y absolutamente capaz de sembrar el terror, al matar al que se le ocurriera.
Demás está decir que durante la película mi fiebre aumentó y salí con escalofríos, pero no importa, valió la pena, así ésta se convertiría en una de mis películas de culto junto a las de Star Wars, Superman (sólo la I y II) y las de Rambo... se ve el gusto de un “cabro chico” de 9 años jajajaja!
Título Original Batman
1989 - EEUU - 126 min. - Acción, Crimen
Dirección Tim Burton Guión Sam Hamm y Warren Skaaren. Historia de Sam Hamm Cinematografía Roger Pratt Montaje Ray Lovejoy Música Danny Elfman. Canciones de Prince
Producción Peter Guber y Jon Peters para WARNER BROS. PICTURES, GUBER-PETERS COMPANY y POLYGRAM FILMED ENTERTAINMENT
Reparto Jack Nicholson, Michael Keaton, Kim Basinger, Jack Palance, Robert Wuhl, Pat Hingle, Billy Dee Williams, Michael Gough, Jerry Hall, Tracey Walter, Lee Wallace y William Hootkins
Palmarés 1 Premio de la Academia (Dirección Artística); 1 Premio ASCAP (Mejores canciones, Prince); 1 Premio BMI Film & TV (Música); 1 Premio Brit (Música); 1 Premio Evening Standard British Film (Logro Técnico/Artístico); 1 Premio Grammy (Composición Instrumental para Película); 1 Premio Saturn (Premio de la Presidencia); y 2 Premios People’s Choice (Película Favorita y Película Dramática Favorita)
A modo de sinopsis, en la ficticia Ciudad Gótica, el crimen reina por todos lados, desde el asaltante de callejón hasta las mafias organizadas, incluso también hay policías corruptos que se entienden con estos últimos; hasta que aparece un misterioso hombre vestido de murciélago -que causa terror en los supersticiosos delincuentes- y empieza a impartir justicia con sus propias manos. La policía no sabe si es un aliado u otro criminal, hasta que aparecerá el verdadero némesis de este hombre murciélago: un payaso que siembra el terror en todos los ciudadanos con sus locuras y olas de asesinatos; sólo Batman podrá detenerlo.
Lo común en este caso sería atenerme exclusivamente a comentar la película, pero tratándose de un personaje como Batman, no se puede separar de lo que representa en el consciente colectivo, después de todo han pasado más de 70 años desde su creación y creo que es conocido por todo el mundo, al menos por todo el mundo “occidentalizado”, o más específicamente “yankeezado”.
A pesar de las muchas versiones que han existido, o de cómo se cuente el mito -su versión original más obscura en los cuarenta, a un Batman más amigable, sociable, feliz e inseparable de su pupilo Robin en los sesentas y setentas, para volver a uno más obscuro, atormentado e incluso medio psicópata en los ochentas y noventas-, o del medio en que se cuente su historia -cómics, televisión, animación, cine y por supuesto los interminables productos de merchandising que nos recuerdan que existe Batman-, este personaje se ha convertido en un ícono popular, más allá de su origen, los cómics, aun cuando hayan personas que no han leído historieta alguna.
Entrando en el terreno de la película, hasta ese momento lo más significativo que se tenía del personaje -además de las historietas-, era la serie de los 60s con Adam West y algunas versiones animadas inspiradas en la misma y que mantenían el tono feliz, amigable y colorinche, que ya hemos mencionado. Por eso esta nueva versión de Batman fue algo bastante revolucionario; cinematográficamente era una reinvención del personaje, visual y psicológicamente más obscuro, poco sociable y muy bien interpretado por Michael Keaton (Jackie Brown, 1997). La ambientación es espectacular, una ciudad muy obscura, tétrica, cochina, con rascacielos interminables y estéticamente bien fea: el escenario ideal para que florezcan los delincuentes que dominan la ciudad. Jack Nicholson (Mejor... Imposible, 1997), en una de sus interpretaciones más recordadas y elogiadas, caracteriza un Guasón que es pura locura y diversión -para él-. Sin desmerecer el Guasón de la serie interpretado por César Romero, Nicholson, lleva a este personaje a otro nivel, mucho más allá de decorar sus fechorías con una interminable y forzada risa, aquí sus motivaciones no son el dinero, sino matar gente por diversión y obtener el reconocimiento como “el más grande” o como él dice “mi cara en el billete de un dólar”, ya que se ensaña con Batman porque está dando más que hablar que él, además de que siempre se interpone en su camino.
Por supuesto que todo este mundo ya mencionado, tiene el “sello” del director Tim Burton (El Gran Pez, 2003) de crear mundos obscuros y a la vez absurdos, que juega con la fuerte contraposición de colores: el negro contra colores exageradamente chillones, y que ya se lo habíamos visto en películas como Beetlejuice (1988) o El joven Manos de Tijera (1990).
La fórmula de esta película puede que sea bastante utilizada, pero funciona: mucha acción, momentos divertidos, el héroe que combate el crimen y debe salvar a la “mina rica”, Kim Basinger (Nueve Semanas y media, 1986), y el villano que siembra el terror. Claro que aquí el héroe, un murciélago negro, no parece uno y la gente no tiene claro si es o no es; y el villano es un payaso -los cuales en general son amigables y divertidos-. En definitiva es una fórmula utilizada, pero al estilo de Burton.
Mención especial tiene sin duda el Batimóvil, la mejor versión de todas para mi gusto, aunque también me gusta harto el convertible de los 60s. También algunas escenas notables como la “cita” del Guasón con Vicky Vale, la Batwing volando enmarcada por la luna, o el Guasón con su “pequeña” pistola encarando a la ya mencionada Batwing. También destacable es la banda sonora compuesta por Danny Elfman, que además inspiraría a la música de la serie animada de 1992 -en realidad esta película entera inspiró esa serie-, y que se transformaría en la música característica de Batman, logrando un efecto similar a la música asociada a Superman, compuesta por John Williams para la banda sonora de la película Superman de 1978.
Batman es una película que recomiendo de todas maneras, quizás se le puede reprochar, que está más enfocada en la historia del Guasón, más que Batman, pues cuentan el origen del primero, pero nunca queda claro por qué Bruce Wayne decide vestirse de murciélago y combatir el crimen, a pesar de que cuentan el trauma que sufre cuando niño. En ese sentido, la película bien podría llamarse Guasón.
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